Alto al genocidio :: O meu diário
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De la tragedia en Hermosillo... ¿hacia dónde?
15/Ago 0:24
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Por Iván Rincón Espríu
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¿Qué hacer para mantener el impulso y llevarlo hasta sus últimas consecuencias? ¿Cómo darle inclusive nuevos bríos al movimiento que surgió de la tragedia el 5 de junio en Hermosillo, Sonora, y que Mujeres sin Miedo y compañía han logrado reducir en el Distrito Federal a un numerito de teatro callejero con un público escaso que literalmente lo tolera y se retira desmoralizado y decepcionado en unos casos, indignado y frustrado en otros?
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Al término del acto pasado frente al IMSS, nos quedamos hablando Guillermo Briseño, Guadalupe Lara («Por nuestros niños, contra la impunidad») y yo; ella fue la principal conductora de los conciertos maratónicos que tuvieron lugar frente a la embajada gringa en 2003: «El silencio es complicidad». De esta plática espontánea, en la que estuvieron presentes otras dos personas a las que no conozco, surgieron diversas ideas, de las cuales sobresalen dos: organizar un gran concierto para recabar fondos con el entendido de que el dinero reunido en la cuenta a nombre de Ofelia Medina y Carmen Huete es exclusivamente para la demanda legal; el dinero recabado en el concierto sería destinado a sufragar los gastos de los familiares de los niños en pasajes de ida y vuelta entre Hermosillo y el Distrito Federal, así como en comida y hospedaje durante sus estancias aquí, para la denuncia pública y legal y lo demás que decidan hacer. Esta idea se complementa con la solidaridad específicamente para que el alojamiento de los familiares no tenga ningún costo económico. Para el concierto o los conciertos es necesario dinero que podría reunirse con una colecta previa, aunque hay algunas experiencias de conciertos en apoyo a los zapatistas que no costaron nada en términos financieros, experiencias sobre las que hablamos Nayeli Nesme y yo unos días antes. Otra posibilidad es también un concierto o más de uno, pero no con fines monetarios, sino de hacer ruido, atraer gente y atención pública a través de los medios masivos de comunicación. En el primer caso, el lugar sería necesariamente una sala: Ollin Yoliztli, Nezahualcóyotl, el Lunario del Auditorio Nacional... En el segundo caso, el lugar sería abierto y podría ser el Zócalo, y también requeriría de financiamiento. ¿Cómo conseguirlo? Con una colecta previa y con las ideas adicionales que ustedes aporten. La colecta puede ser en especie; los pintores y escultores, por ejemplo, pueden donar algo de su obra; los productores de música pueden donar o dar a consignación discos compactos y casetes para venderlos antes y durante el/los concierto/s. En un acto masivo al aire libre siempre tenemos el recurso del boteo, pero a sabiendas de que el dinero reunido suele ser insuficiente. Son excepcionales los casos en que el boteo logró algún milagro (la caravana zapatista de los 1,111 delegados y compañía, por ejemplo). En fin.
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Por lo demás, urge un pronunciamiento público. El poder ("gobierno" y crimen organizado con sus respectivos prestanombres) pone todo cuanto está de su parte para que haya motivos de protesta y movilización multitudinaria, para que tenga elementos la denuncia y la crítica, el planteamiento alternativo, propositivo y hasta programático por parte de la sociedad civil, en donde lo que falta muchas veces es iniciativa. El recurso de la propaganda en todas sus formas, por otra parte, además de ser autofinanciable, contribuye a mantener los ánimos necesarios para hacer cosas útiles. En la difusión de todo consenso, los medios alternativos de comunicación (Internet, radios libres...) tienen un papel estelar, protagónico en un sentido muy distinto al de los teatreros, que harían bien si asumieran un segundo plano.
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Hasta aquí dejo todo por ahora, a ver si alguien aporta algo que redondee las ideas y ayude a concretarlas.
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Para una movilización en el Distrito Federal, si la hay, en el tercer mes de la tragedia, es indispensable por lo menos una reunión amplia de coordinación que delegue comisiones y que éstas a su vez tengan juntas operativas o hagan su trabajo con comunicación permanente. Que por ningún motivo ocurra de nuevo el autosabotaje del 5 de agosto, que ya denuncié y documenté hasta la náusea en Facebook.
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Que nadie se apropie de la causa, que nadie la sabotee en aras del lucimiento personal; que lo hecho y sucedido hasta ahora sea sometido a una revisión autocrítica implacable. Que el infierno de 80 niñ@s menores de cuatro años, 49 de los cuales han muerto y otros han quedado con huellas imborrables en el cuerpo y la mente, así como el dolor y el esfuerzo monumentales de sus padres, no sean en vano. Que tampoco lo sea el destape de la cloaca putrefacta. Que los asesinos y sus cómplices terminen en la cárcel, y la mafia que usurpa el poder en México no concluya un sexenio más.
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Al término del acto pasado frente al IMSS, nos quedamos hablando Guillermo Briseño, Guadalupe Lara («Por nuestros niños, contra la impunidad») y yo; ella fue la principal conductora de los conciertos maratónicos que tuvieron lugar frente a la embajada gringa en 2003: «El silencio es complicidad». De esta plática espontánea, en la que estuvieron presentes otras dos personas a las que no conozco, surgieron diversas ideas, de las cuales sobresalen dos: organizar un gran concierto para recabar fondos con el entendido de que el dinero reunido en la cuenta a nombre de Ofelia Medina y Carmen Huete es exclusivamente para la demanda legal; el dinero recabado en el concierto sería destinado a sufragar los gastos de los familiares de los niños en pasajes de ida y vuelta entre Hermosillo y el Distrito Federal, así como en comida y hospedaje durante sus estancias aquí, para la denuncia pública y legal y lo demás que decidan hacer. Esta idea se complementa con la solidaridad específicamente para que el alojamiento de los familiares no tenga ningún costo económico. Para el concierto o los conciertos es necesario dinero que podría reunirse con una colecta previa, aunque hay algunas experiencias de conciertos en apoyo a los zapatistas que no costaron nada en términos financieros, experiencias sobre las que hablamos Nayeli Nesme y yo unos días antes. Otra posibilidad es también un concierto o más de uno, pero no con fines monetarios, sino de hacer ruido, atraer gente y atención pública a través de los medios masivos de comunicación. En el primer caso, el lugar sería necesariamente una sala: Ollin Yoliztli, Nezahualcóyotl, el Lunario del Auditorio Nacional... En el segundo caso, el lugar sería abierto y podría ser el Zócalo, y también requeriría de financiamiento. ¿Cómo conseguirlo? Con una colecta previa y con las ideas adicionales que ustedes aporten. La colecta puede ser en especie; los pintores y escultores, por ejemplo, pueden donar algo de su obra; los productores de música pueden donar o dar a consignación discos compactos y casetes para venderlos antes y durante el/los concierto/s. En un acto masivo al aire libre siempre tenemos el recurso del boteo, pero a sabiendas de que el dinero reunido suele ser insuficiente. Son excepcionales los casos en que el boteo logró algún milagro (la caravana zapatista de los 1,111 delegados y compañía, por ejemplo). En fin.
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Por lo demás, urge un pronunciamiento público. El poder ("gobierno" y crimen organizado con sus respectivos prestanombres) pone todo cuanto está de su parte para que haya motivos de protesta y movilización multitudinaria, para que tenga elementos la denuncia y la crítica, el planteamiento alternativo, propositivo y hasta programático por parte de la sociedad civil, en donde lo que falta muchas veces es iniciativa. El recurso de la propaganda en todas sus formas, por otra parte, además de ser autofinanciable, contribuye a mantener los ánimos necesarios para hacer cosas útiles. En la difusión de todo consenso, los medios alternativos de comunicación (Internet, radios libres...) tienen un papel estelar, protagónico en un sentido muy distinto al de los teatreros, que harían bien si asumieran un segundo plano.
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Hasta aquí dejo todo por ahora, a ver si alguien aporta algo que redondee las ideas y ayude a concretarlas.
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Para una movilización en el Distrito Federal, si la hay, en el tercer mes de la tragedia, es indispensable por lo menos una reunión amplia de coordinación que delegue comisiones y que éstas a su vez tengan juntas operativas o hagan su trabajo con comunicación permanente. Que por ningún motivo ocurra de nuevo el autosabotaje del 5 de agosto, que ya denuncié y documenté hasta la náusea en Facebook.
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Que nadie se apropie de la causa, que nadie la sabotee en aras del lucimiento personal; que lo hecho y sucedido hasta ahora sea sometido a una revisión autocrítica implacable. Que el infierno de 80 niñ@s menores de cuatro años, 49 de los cuales han muerto y otros han quedado con huellas imborrables en el cuerpo y la mente, así como el dolor y el esfuerzo monumentales de sus padres, no sean en vano. Que tampoco lo sea el destape de la cloaca putrefacta. Que los asesinos y sus cómplices terminen en la cárcel, y la mafia que usurpa el poder en México no concluya un sexenio más.
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MUJERES DE ARENA
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